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CREACIÓN DE LA SOCIEDAD

El Orfeón Mahonés nace como sociedad coral en1890, a partir de la fusión de varios coros populares que, durante la segunda mitad del siglo XIX, se habían formado en Maó, posiblemente, bajo el influjo de los coros fundados por Anselm Clavé, que en aquella época existían en Cataluña y que, con el tiempo, se extendieron también a las Baleares. En Mahón, estos coros o agrupaciones musicales, que actuaban en serenatas, bailes y otros espectáculos, se reunían en determinadas ocasiones, pero de manera esporádica, hasta que, con motivo de la celebración de las fiestas de Gracia de 1890, y ante la petición del entonces alcalde, Damià Moysi, para que todos contribuyeran a dar un mayor esplendor a las fiestas de aquel año, decidieron agruparse y presentarse como una nueva agrupación, con el nombre de el Lo Progres-Orfeón Mahonés.

 

Este primer grupo coral contaba con ochenta voces. El éxito alcanzado desde el primer concierto determinó su constitución como sociedad, que ha venido funcionando sin interrupción hasta nuestros días; en el año 2020 se cumplen, por tanto, sus 130 años de existencia. Como demostración de la gran acogida que tuvieron desde un primer momento, reproducimos la noticia que recoge el diario El Liberal del día 30 de agosto del 1890: "Ni en los días de los grandes acontecimientos teatrales se viene el teatro tan concurrido como lo estaba anoche, no solamente las butacas, los palcos y las galerías rebosaban de gente, sino los pasillos, las escaleras y hasta las cercanías del teatro se veían invadidas por miedo inmenso público deseoso de oír el ensayo de nuestro incipiente Orfeón. Las esperanzas no quedaron defraudadas, pues tanto la orquesta como los coros dieron valiosa prueba de que en las próximas fiestas de septiembre, dejarían bien sentada la reputación del primer "Orfeón Mahonés"

 

Efectivamente, la crónica recogía sólo el ensayo de lo que sería el primer concierto del Orfeón, la noche del día 7 de septiembre, en la plaza de la Constitución. Un gran concierto, con ochenta voces y una orquesta de cincuenta profesores, que, entre otros, interpretarían piezas de Gounod, Rossini, Meyerbeer, Clavé ... El mismo concierto, que tuvo un gran éxito y grandes elogios en la prensa, sería repetido en el Teatro Principal unos días después.

 

Aunque, en un primer momento, aparece con el nombre de Lo Progres-Orfeón Mahonés, pronto pasa a ser únicamente el Orfeón Mahonés; y, por su fecha de constitución, en 1890, puede estar orgulloso de ser uno de los orfeones más antiguos de España, ya que, a pesar de que existían, ya en aquella época, algunos orfeones, los de más renombre son posteriores al de Maó. Valga como ejemplo  l'Orfeó Català, creado en 1891, l'Orfeó de Sants, en 1899, o l'Orfeó Graçienc, de 1904. También de fuera de Cataluña, uno de los más afamados, como es el Orfeón Donostiarra, fue creado en 1897. Entre los fundadores de esta primera sociedad podemos recordar José del Río, Ángel Argüelles, Gabriel Ruiz, Rafael Enero, Sebastián Truyol ...

UNA SEDE SOCIAL Y UN TEATRO

Los inicios no fueron fáciles, sobre todo por las cuestiones económicas, ya que, con independencia de una pequeña cuota que pagaban los socios, no tenían -en general- ayudas institucionales. Esta falta de fluidez económica motivó que no dispusieran ni siquiera de una sede social estable hasta pasadas varias décadas.

 

De un local a otro fueron peregrinando, y, incluso, durante casi diez años, se constituyeron en hijuela del entonces recién creado Ateneo Científico, Literario y Artístico, que con tanta fuerza se había constituido en Maó a principios de siglo XX. Los orfeonistas se convirtieron en socios del mismo Ateneo y, aunque siempre mantuvieron su independencia como entidad, continuaban aspirando a tener su propia sede.

 

También estuvieron acogidos, durante unos años, en la sede del Casino de Obreros de Unión Republicana, conocida como la Casa del Pueblo, pero los directivos orfeonistas continuarían luchando hasta conseguir tener un local propio, en arrendar una casa en la antigua calle del Pont d'es Castell.

 

El 19 de junio de 1926 inauguraban el local, con una velada artística. Aquel espacio -que inicialmente ya contaba con un pequeño salón-teatro- fue objeto de sucesivas obras y ampliaciones, y, con el tiempo, la entidad se pudo constituir en su propietaria.

 

Fue entre los años 1959 y 1961 que, finalmente, el edificio se adquirió en régimen de propiedad. Pero, aunque las aspiraciones o ilusiones del momento eran invertir en ese local, para conseguir un espacio digno donde representar las funciones y obras que se ponían en escena, la realidad era que el local adquirido requeriría de una inversión costosa y compleja . En consecuencia, pronto comenzaron a pensar que la alternativa sería el traslado a un nuevo espacio. Aun así, entre una cosa y otra, en este edificio de la calle Pont d'es Castell transcurrirían casi ocho décadas.

 

Mientras tanto, la sociedad coral crecía progresivamente ... Ya en las primeras décadas del siglo XX contaba con una escuela de música. Poco después, hacia el año 1926, incorporaba el coro las primeras voces femeninas, y, por tanto, se convertía, desde entonces, en una coral mixta.

 

El aumento de socios y de artistas, unido al establecimiento de la sociedad en un local que contaba con una pequeña sala para las representaciones, los condujo a formar un cuadro teatral, que, integrado por cantantes y actores, podía representar comedias y dramas.

 

A pesar de todo, y siempre influenciados por su origen musical, se decantaron con más frecuencia por una programación donde abundaban, principalmente, las zarzuelas y operetas.

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ACTIVIDAD Y PROGRAMACIÓN CONSTANTE

Desde su creación, la actividad del Orfeón Mahonés será constante y no decaerá nunca. No sólo las actuaciones en su local, sino, de manera habitual, en el Teatro Principal de Maó, en el Consey o en otros lugares, donde el cuadro lírico y dramático de la entidad era invitado a participar en actividades lúdicas, culturales, homenajes ... La programación, rica y variada, abarcaba un amplio abanico de obras, tanto de artistas universales, como de artistas locales.

 

El diverso y entretenido repertorio y las numerosas funciones puestas en escena, a lo largo de estos casi 130 años de existencia del Orfeón Mahonés, forman un conjunto tan extenso que resulta imposible detallar en un espacio como este. Para hacernos una idea, diremos que, en el primer centenario de la entidad, el maestro Deseado Mercadal, que es la persona que más ha escrito y estudiado los fondos documentales del Orfeón, ya cuantificaba en un par de miles las representaciones acumuladas por la centenaria entidad.

Ahora, treinta años más tarde, tenemos que añadir la actividad acaecida en estas últimas décadas, durante las cuales el Orfeón, incluso, se ha fortalecido, al disponer de un local y un espacio escénico con unas características adecuadas a la envergadura que merece, por la actividad que desarrolla y porque es la sociedad cultural más veterana de la ciudad de Maó.

Sólo como pequeña muestra de toda esta actividad, hemos impreso, como anexo, una selección de los programas que se conservan en la biblioteca de la Colección Hernández Sanz-Hernández Mora, que nos permite visualizar esta rica y variada programación a través de diversas décadas.

Los programas nos muestran óperas y zarzuelas, como La tabernera del puerto, La tempestad, Gigantes y cabezudos, La Dolorosa, El barbero de Sevilla, Rigoletto ...; obras de teatro, como El fiscal, de F. Vizcaino Casas; Dos docenas de rosas rojas, La mujer compuesta, Esposa en vacaciones ... Tampoco podía faltar la puesta en escena de Don Juan Tenorio, el primer día de noviembre, como fue tradición durante muchos años, si bien, en algunas ocasiones, se representaba la versión menorquina de esta obra, es decir, en Tenoca d'es Migjorn.

En otoño se hacía la Inauguración de la temporada teatral y una Gran Gala Lírica de principio de temporada. Igualmente, durante la primavera se cerraba normalmente la programación con un gran concierto o alguna función extraordinaria. Asimismo, y de forma periódica, se organizaban actos sociales, que reforzaban los lazos de afición entre los miembros de la sociedad, como alguna excursión por la isla y algún almuerzo.

EL CORO

Ya hemos dicho que los orígenes de la masa coral se han de buscar en el orfeón denominado El Progreso, que funcionó en Maó durante la segunda mitad del siglo XIX y que en 1890 se transformó en el Orfeón Mahonés L'Progres.

 

También hemos comentado que sería a partir de 1926 cuando el coro pasaría a ser una coral mixta, dado que se incorporarían por primera vez las voces femeninas. Desde entonces, y con algunas intermitencias, el coro ha permanecido activo, ya sea con repertorio propio de coro o como masa coral de acompañamiento a las zarzuelas y óperas que representa la entidad.

 

En general los conciertos gozaban de gran éxito, y algunas actuaciones pasaron a ser acontecimientos ineludibles en el calendario, como la salida por Pascua con el objetivo de cantar el Deixem lo dol.

 

También se establecieron relaciones entre otras sociedades y orfeones, con el fin de intercambiar experiencias. Así, desde sus inicios, el coro del Orfeón Mahonés viajó a diferentes lugares de la geografía española y, incluso, del extranjero, a fin de ofrecer conciertos ante públicos foráneos, que siempre apreciaron y dieron muy buena acogida al repertorio ofrecido por los artistas menorquines.

 

En otras ocasiones fueron entidades de fuera de la isla las que nos visitaron; ya en la década de los años veinte del siglo pasado, nos visitaron los Coros de Clavé, con motivo de las fiestas de Gracia; y de una gran repercusión fue, también, la venida del Orfeó Gracienc, 1961, que no sólo ofreció un concierto en el Teatro Principal, con motivo de las fiestas de Gràcia de aquel año, sino que, aprovechando la estancia en Menorca, interpretó conciertos en prácticamente todas las poblaciones isleñas.

Unos años después, en 1970, sería l'Orfeó Catalá lo que, aprovechando una tourné por el Mediterráneo, recaló en el puerto de Maó para ofrecer un concierto memorable.

 


Antes de la creación del coro de Amigos de la ópera, el coro del Orfeón Mahonés participó siempre en todas las representaciones operísticas que cada año se organizaban en la ciudad. De modo que añadieron a su ya amplio repertorio algunas otras obras de los grandes maestros operísticos.


Y la demostración de que la actividad no decae es que, en la actualidad, el coro del Orfeón Mahonés está formado por unas cuarenta voces mixtas.

DIRECTORES Y ORFEONISTAS DISTINGUIDOS

En estos 130 años de historia son numerosas las personalidades que han tenido un papel relevante y que, con su esfuerzo y entusiasmo, han mantenido encendida la llama del orfeonismo, y han llevado a buen puerto esta sociedad, a pesar de las penurias y dificultades de algunas épocas.

 

Es más: es, precisamente, esta masa social, son estas personas las que, desde los más variados cargos y / o ocupaciones dentro del Orfeón -tanto desde el lado artístico, como directivo, o de la simple y altruista colaboración desde de su lugar de socio de la entidad-, han propiciado sus éxitos y su continuidad durante este largo periodo, que abarca más de un siglo.

 

Como es evidente, con una trayectoria tan extensa, resulta imposible nombrar todos. Por lo tanto, como una simple muestra, y sin despreciar los nombres de quien no queden aquí recogidos, recordaremos algunos.

 

Directores, como Doménico Bellissimo, Deseado Mercadal, Juan Tudurí, Antonia Mus, Dolores Mir, Domingo Enrich ...; presidentes, como Llorens Miguel, Francisco Sitges, Damià y José Borrás, Alberto Ruiz del Campo, Miquel Pons Justo, Emilio Orfila, Juan Cubas, Victoria Florit, Josep Mercadal ... .; cantantes y actrices, como Juana Tudurí, Maria Mercadal de Aguinaga, Lorenzo Sintes, Federico Erdozain, Laura Olives, Pedro Bellot, Antoni Cantamisa, Pilar Escandell, Cosme Huguet, Vicente Andreu, Laura Pons, Lluís Sintes, Pito Costa, la familia Borrás. Y un gran y largo etcétera, que se ha de añadir en estos nombres, que como decimos, los llamamos sólo como demostración de la gran masa orfeonista acaecida durante los 130 años de existencia de la entidad.

 

Por último, destacar que el Orfeón Mahonés también ha sabido agradecer, ya desde sus inicios, estas labores destacadas, mediante los homenajes pertinentes a aquellas personas y para aquellas actividades que lo han merecido. Además, desde la década de los años cincuenta del siglo pasado ha distinguido muchos de sus artistas con unos galardones especiales, la Lira de Oro y la Lira de Plata.

 

A la vez, el mismo Orfeón Mahonés ha sido objeto, como entidad, de numerosos galardones y distinciones, entre los que destacan el Premio Ramon Llull 2011, el Premio Memoria Viva 2009 y las distinciones del Ayuntamiento de Maó, del Ayuntamiento de Santa María del Camino y del Ayuntamiento de Santander.

UN HIMNO PARA EL ORFEÓN MAHONÉS

El deseo de tener un himno propio de la entidad quedó subsanado con la creación de un himno con letra de Gumersind Riera y música de Deseado Mercadal que se estrenó el 27 de octubre de 1963.

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EL LOCAL ACTUAL DE LA CALLE DE GRACIA

Ya hemos visto que la aspiración de disponer de un local propio, con mejores condiciones, no se hará realidad hasta finales de los años ochenta del pasado siglo, en el que el Orfeón Mahonés acuerda la permuta de su local, de la calle Pont des Castell, por un antiguo edificio industrial, situado en la calle de Gràcia, esquina con la calle Sant Llorenç.

 

El nuevo espacio era un edificio proyectado por el arquitecto Francesc Femenías, 1911, destinado a fábrica de electricidad. Las dimensiones del inmueble permitían la ejecución de un proyecto que, además de sede social de la entidad, pudiera disponer de una sala de teatro, con todos los servicios necesarios para desarrollar las actividades artísticas del Orfeón.

 

La empresa, esta vez, era de una envergadura casi inalcanzable, pero la entidad, acostumbrada a luchar, desde sus inicios, contra todas las adversidades que se le presentaban- consiguió, una vez más, sacar adelante el proyecto . La reforma fue a cargo del arquitecto Domingo Enrich, con un presupuesto que sobrepasaba el millón de euros. Finalmente, se inauguraba el magnífico local de la calle de Gracia el día 13 de octubre de 2007.

 

El teatro tiene una capacidad de 295 butacas y tanto por la acústica, como por las dimensiones del gran escenario, es un espacio muy apto para el desarrollo de cualquier actividad teatral o musical.

 

Está dotado con un peine que permite ocultar todos los decorados, cortinajes, etc., y también dispone de una buena instalación de focos y telares. Además, al contrario de lo que ocurre en los teatros italianos, que tienen forma de herradura, la configuración de la sala del Orfeón Mahonés permite que el escenario sea visible desde todas las localidades.

 

El teatro cuenta con un telón de boca, que había pertenecido a un antiguo salón teatro ubicado en la calle Roig de la ciudad, el cual, debidamente restaurado, fue colocado en 2008. Este telón tiene su pequeña historia, que ahora explicaremos.

NUEVO DESTINO PARA EL VELO DEL TEATRO

El telón de boca del antiguo Cine España, situado en la calle Roig de Maó -antes sede del Circo Mahonés y del Casino de Obreros de la Unión Republicana-, fue restaurado y adaptado para el nuevo teatro del Orfeón Mahonés .

 

La primera vez que vimos el telón fue en una especie de taller que el profesor de escenografía Miguel Massip había montado en las dependencias del cuartel de Santiago, con el fin de restaurar los telones de boca del Teatro Principal de Maó, que entonces eran objeto de una profunda rehabilitación.

 

El señor Tobal Tomás, descendiente de la familia propietaria del Cine España -muy ligada también al Orfeón Mahonés- lo llevó a mostrar al profesor Massip, experto en el tema, para que valorara su estado de conservación y, también, pensando en la idea de ofrecerlo al Ayuntamiento para el Teatro Principal.

 

Pero, si el hecho de tener dos telones de boca -como tiene el Principal de Maó ya es una rareza (y, desde cualquier punto de vista, innecesario), pensar de añadir un tercero era ilógico. A pesar de ello, la recuperación del telón sí que parecía interesante, y estudiamos diferentes alternativas: restaurarlo sin un destino seguro no parecía oportuno; el otro teatro municipal, la Sala Agusta, tenía un escenario de dimensiones reducidas, que hacía inviable una adaptación del telón sin dañarlo; y, aunque ya pensamos que el espacio idóneo podía ser el futuro teatro del Orfeón Mahonés, rechazamos la idea, para que, en aquellos momentos, el teatro del Orfeón aunque era -más que un proyecto- casi un sueño, y no tenía ni las dimensiones físicas establecidas para poder trabajar en una adaptación del antiguo telón.

 

Ante tantas dificultades e impedimentos, el proyecto quedó aplazado, pero no descartado, porque el viejo telón era bastante interesante y respondía a la tradición escenográfica desarrollada en Maó durante todo el siglo XIX, a raíz de la gran fuerza que el espectáculo de la ópera cobra en nuestra ciudad durante aquella centuria.

 

La implantación de unas temporadas de ópera que duraban todo el invierno y estrenaban anualmente nuevos títulos operísticos requería continuamente nuevas escenografías; esto motivó que una serie de artistas menorquines se dedicaran a desarrollar este arte efímero. De las obras que realizaron, sólo han sobrevivido los telones de boca, ya que el resto de escenografías, por el mismo objetivo para el que eran creadas y por el uso continuado que se les daba, no han llegado hasta nuestros días. A pesar de esto, sabemos -por las crónicas del momento- que los resultados tenían gran éxito de público y crítica.

 

En cuanto al telón, lo primero que observamos al verlo es que el tema central, donde aparecen dos figuras femeninas con atributos del mundo del teatro y la música, era una representación similar al motivo de uno de los telones del Teatro Principal, que es conocido con el nombre de "telón de las cortinas rojas" y representa tres figuras femeninas con los mismos atributos, rodeadas por un paisaje arbóreo y enmarcadas por los cortinajes rojos. En este caso, las figuras centrales y el paisaje arbóreo de fondo quedan, además, encuadradas por unas arquitecturas de líneas clásicas, que confieren gran belleza al conjunto.

 

Desconocemos la autoría de los dos telones, y debería investigarse si han salido de la misma mano o si son de artistas diferentes. Los dos escenógrafos que más destacaron en aquellos años fueron Francisco Pons y Encina y Francisco Olivas Ibañez (discípulo del anterior); aunque resulta difícil adjudicar a un autor una obra cuando no tenemos ninguna información documental que lo avale, lo más probable es que los telones salieran de los talleres de alguno de ellos, ya que son obras de una calidad extraordinaria y, por fuerza, han sido ejecutadas por un gran maestro.

 

En cuanto a la finalización de la historia de la recuperación del viejo telón, esta es bien sencilla. Después de unos años -y cuando, finalmente, el teatro del Orfeón Mahonés estaba ya a punto de finalizar las obras-, recuperamos el proyecto: si la familia Tomás continuaba interesada en ceder el telón para el nuevo teatro y el Orfeón Mahonés aceptaba de convertirlo en el telón de boca de su teatro, el Ayuntamiento de Maó se haría cargo de su restauración y de la adaptación al nuevo espacio.

 

Lo que, en un momento determinado, pareció un proyecto sin destino comenzaba a tomar forma. A través del arquitecto Domingo Enrich retomamos el contacto con el profesor Massip, y el viejo telón viajó hacia Madrid para su restauración, con el compromiso del profesor que, al llegar la primavera de 2008, el trabajo estaría acabada. Así fue: el mes de mayo, el antiguo telón totalmente renovado retornaba a Menorca con destino al Orfeó.

 

El trabajo realizado por el profesor Massip y su equipo resultó muy satisfactoria, ya que, para adaptarlo al nuevo teatro, el telón tuvo que crecer por tres de sus lados, si bien el resultado final fue espléndido.

 

En esta actuación se unieron tres partes: en primer lugar, una familia que tuvo la paciencia y el cuidado de custodiar, durante casi cien años, un patrimonio que, precisamente, no era fácil de mantener, debido a sus grandes dimensiones , y del que tampoco sabían si tendría un futuro; en segundo lugar, una entidad teatral que, pese a ser centenaria, parece más joven y fuerte cada día, y supo apreciar y valorar el patrimonio histórico que se le ofrecía y se comprometió a acogerlo y cuidarlo a partir de entonces; y, finalmente, unas instituciones municipales que son conocedoras del importante patrimonio que tenemos y que se preocupan por su conservación, preservación y mantenimiento, y que, en este caso, supieron hacer las gestiones necesarias y poner los medios indispensables para que el proyecto llegara a buen puerto.

 

Desde entonces, instalado en su espacio, el telón de boca luce su renovado aspecto ante el público asistente y da a la sala del teatro del Orfeón el prestigio que merece.

EN LA ACTUALIDAD

El Orfeón Mahonés, a día de hoy, además de ser la entidad cultural más veterana de la ciudad de Mahón, mantiene muy viva una actividad constante, que diversifica con producciones propias o de terceros, así como alguna iniciativa realizada fuera del local.

 

Asimismo, la entidad mantiene una gran oferta académica, a través de las diferentes escuelas de teatro, música, canto, expresión corporal y baile. Todas están radicadas en las mismas dependencias de la sede de la sociedad y cuentan con un abundante alumnado.

 

También se mantienen activos y con gran predicamento los grupos de teatro y, como ya se ha explicado en el correspondiente apartado, el grupo coral.

María Ángeles Hernández

Cronista-archivera municipal

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